Vistas de página en total

sábado, 5 de mayo de 2012

UNAS OPINIONES APARECIDAS EN PRENSA


Hemos recibido estas dos brevísimas cartas que hablan por sí solas. También un artículo del teólogo y periodista J.J. Tamayo.

Merecen la pena: explican más teología y más política que muchos tratados y mucha doctrina. A partir de ellas podemos conversar y trabajar, en nuestro entorno y grupos, muchas cosas que tienen que ver con el Evangelio, la Buena Noticia, Dios, Jesús, la Encarnación y lo que debemos anunciar y denunciar como creyentes (seamos laicos, religiosos, sacerdotes, obispos, hombres o mujeres, viejos o jóvenes). Sepamos buscar en ellas qué nos dice Dios sobre los tiempos que corren, cuáles deben ser nuestras actitudes y nuestras prioridades.


Aquí está mi nómina

Es sobre los recortes en la asistencia sanitaria a los inmigrantes:

Mi mujer y yo tenemos contrato fijo. Nos da por los pelos para pagar la hipoteca, las facturas, la comida, la educación de tres hijos... Y, con todo, quiero pedir muy en serio que me suban los impuestos.

Sr. Rajoy, Sr. Montoro, Sra. Mato, Sr. Wert: si no hay dinero para atender a los inmigrantes en los hospitales, para pagar los medicamentos de los pensionistas, para las sillas de ruedas de las personas con diversidad funcional, quiero pagarlo yo. Como hasta ahora. No quiero vivir en una sociedad que penaliza la desgracia, nos iba bien siendo solidarios. ¿Falta dinero? Si es así, no quiero que se lo quiten a mis padres, jubilados, ni que recorten en educación. Ahí está mi nómina.

Puede no parecerles bien. En este caso les ruego, les exijo, que eliminen de su ideario la mención al “humanismo cristiano”. Vayan de frente, digan lo que son.

Jesús de Nazaret propuso un check-list muy sencillito: dar de comer al hambriento, de beber al sediento, acoger al extranjero, vestir al desnudo, visitar al enfermo y al preso... (Mt. 25, 31-46). Lamento horrores decir que llevan un cero en el test.— Carlos Prieto Dávila (El País, 29-abril-2012)


Espero no estar nunca en su pellejo

Trabajo atendiendo a personas con infección por el VIH en un hospital público.

De los 1.000 pacientes bajo mi cuidado, unos 150 son inmigrantes. Ni uno solo ha hecho turismo sanitario, y la mayoría no sabían que estaban infectados cuando dejaron su país en busca de un trabajo con el que ganarse la vida, o se han infectado estando en nuestro país.

Muchos de ellos perderán la tarjeta sanitaria y su tratamiento antirretroviral en agosto si se cumple lo anunciado por la señora ministra. Serán los elegidos para morir por el bien de los españoles.

Ahorraremos algo de dinero de nuestras maltrechas cuentas dejándoles morir, pero no nos importará porque son ilegales. No lo merecen. No existen. Pero yo conozco sus nombres y sus caras y cuando me despida de ellos en la consulta sabré que soy parte de la hipocresía de una sociedad donde el derecho a la vida es solo para algunos. ¿Qué sentirá un político tomando decisiones que suponen la muerte de personas en aras de un bien supuestamente superior, como es la reducción del déficit? Espero no estar nunca en su pellejo.— Federico Pulido Ortega. (El País, 4 de mayo-2012)



Indignado con el poder económico

El movimiento de los Indignados no es ajeno al cristianismo, sino que se encuentra en su misma entraña y constituye uno de los rasgos más importantes de la figura de su fundador, Jesús de Nazaret. En el artículo anterior hablé de la indignación de Jesús con el poder político.

Hoy me centraré en el poder económico, ya que es en ese terreno en el que el conflicto del Nazareno se torna más radical y sin concesiones, al considerar que la riqueza genera la pobreza, que es el verdadero rival de Dios, y que los ricos, con su estilo de vida arrogante, demuestran una gran insensibilidad hacia los pobres. Por eso Jesús establece la total incompatibilidad entre Dios y la acumulación de bienes. Veamos cómo manifiesta su resistencia e indignación a los poderes económicos.

Jesús vive un estilo de vida pobre, desprendida, itinerante, no atada a las riquezas. Las tradiciones evangélicas lo presentan como una persona desinstalada:

a) No tiene residencia fija, carece de hogar estable y a sus más cercanos seguidores les pide abandonen casas y haciendas para seguirle y compartir su estilo de vida.

b) No está apegado a la familia. Lleva a cabo un cambio en la concepción del parentesco: este no se basa en los lazos de la sangre, sino en la escucha y la práctica de la palabra de Dios y en la opción por los excluidos.

c) Vive sin posesiones; no lleva dinero en el bolsillo; por eso puede desafiar al poder económico y echarle en cara su proceder injusto.

d) Renuncia a la seguridad personal. Vive sin protección y se siente indefenso ante las permanentes agresiones de que es objeto. La falta de protección desemboca en detención, condena y ejecución.

En dos de sus estudios más rigurosos y originales: Jesús. Vida de un campesino judío (Crítica, Barcelona, 1994) y Jesús: biografía revolucionaria(Grijalbo Mondadori, Barcelona, 1996), el investigador norteamericano John Dominic Crossan presenta a Jesús como un campesino judío, que vive al estilo de los filósofos cínicos griegos y que anuncia un programa económicamente revolucionario fundado en tres principios: el igualitarismo religioso y económico antijerárquico, la comensalía como banquete de los pobres y la sanación gratuita. John P. Meier, otro de los más prestigiosos especialistas en el Jesús histórico, lo define, creo que certeramente, como “un judío marginal”, aludiendo a su ubicación en los márgenes de la sociedad, lo que implica un desafío permanente al modelo económico dominante (Un judío marginal, 5 volúmenes, EVD, Estella, 1998 ss.)

Jesús muestra su resistencia al poder económico denunciando la riqueza. Ésta dificulta de forma extrema a los ricos la entrada en el reino de los cielos, es decir, la salvación: “Os aseguro que con dificultad entrará un rico en el reino de Dios. Lo repito: más fácil es que entre un camello por el ojo de una aguja que no entre un rico en el reino de Dios ” (Mt 19, 23; Mc 10, 23; Lc 18, 24). Las personas “ricas”, recuerdan los exegetas neotestamentarios Malina y Rohrbaugh comentando este texto, eran consideradas ladrones o herederos de ladrones.

¿Por la indignación de Jesús ante el poder económico?

En primer lugar, porque los ricos sustituyen a Dios por la acumulación de bienes. Y donde hay apego a la riqueza y confianza en los bienes materiales, no cabe la afirmación de Dios, ni la confianza en él. El dinero es incompatible con el espíritu evangélico de pobreza. La codicia es incompatible con Dios: “Nadie puede servir a dos señores; porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y al otro no le hará caso. No podéis servir a Dios y al dinero” (Lc 16, 13; Mt 6, 24). Dios personifica los valores del reino: paz, vida, alegría, servicio, etc. El Dinero personifica los contravalores del reino: egoísmo, muerte, insolidaridad, etc. La codicia, que lleva a acumular riquezas, no garantiza la vida. La idolatría en el judaísmo consistía en adorar al becerro de oro; en el cristianismo, en adorar el oro del becerro.

En segundo lugar, porque la riqueza, toda riqueza, es injusta (Lucas habla de “dinero injusto”, 16,9.11), es un medio de dominación y opresión que genera pobreza. El apego a la riqueza es tan fuerte, engancha tanto, que los ricos no atienden a razones ni divinas ni humanas, como pone de manifiesto la parábola del pobre Lázaro y el rico epulón (Lc 16, 19-31).

Jesús asume el empobrecimiento no por ascesis, ni por espíritu de sacrificio, ni porque sienta desprecio hacia los bienes materiales, sino en solidaridad con los pobres y como condición necesaria para su defensa eficaz. Y lo asume consciente, libre y activamente. Jesús no es un puritano que adopte la pobreza por sí misma y la canonice como si se tratara de una virtud a practicar. Tampoco es un romántico que ame la pobreza y el desprendimiento. No adopta una actitud conformista ante la existencia de la pobreza y de los pobres, cual si se tratara de un fenómeno natura, de un hecho fatal o de algo querido por Dios, sino que protesta contra ella y la denuncia por ser injusta.

La opción por los pobres no es un simple entretenimiento o una corazonada de Jesús, sino su práctica fundamental. Él se encuentra siempre cerca de las personas y de los grupos maginados social y religiosamente, y se pone de su lado: publicanos, pecadores, prostitutas, pobres, enfermos, posesos, paganos, samaritanos, mendigos, etc. Pues bien, al ponerse de su lado no se limita a declararlos hijos de Dios, sino que está cuestionando de raíz las causas materiales y religiosas que daban lugar a la marginación y lucha por su erradicación.

Juan José Tamayo (Revista ESCUELA, 26 de abril de 2012)



domingo, 25 de marzo de 2012

SIETE

¿Qué significa el número siete?

Hay que entender el número siete simbólicamente. No como una suma del -1 -1, etc..., hasta siete, sino como el resultado de 3 + 4. La sicología profunda, el estructuralismo, pero ya antes la Biblia y la Tradición, nos enseñan que los números 3 y 4 sumados forman el símbolo específico de la totalidad de una pluralidad ordenada.

El 4 es símbolo del cosmos (los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire), del movimiento y de la inmanencia. El 3 es el símbolo de lo Absoluto (Trinidad), del espíritu, del descanso y de la transcendencia. La suma de ambos, el número 7, significa la unión de lo inmanente con lo transcendente, la síntesis entre movimiento y descanso, y el encuentro entre Dios y el hombre, es decir,  el Verbo encarnado de Dios,  Jesucristo. Con  el número 7 queremos expresar el hecho de que la totalidad de la existencia humana en su dimensión material y espiritual está consagrada por la gracia de  Dios.  La salvación no se restringe a siete canales de comunicación; la totalidad de la salvación se comunica a la totalidad de la vida humana y se manifiesta de forma significativamente palpable en los ejes fontales de la existencia. En eso reside el sentido fundamental del número siete.

Cada vez que descendemos a la profundidad de nuestra existencia, ya sea asistiendo a la emergencia de nuestra vida, ya sea viéndola crecer, conservarse, multiplicarse, consagrarse, recuperarse de las rupturas demoledoras, no tocamos únicamente el misterio de la vida, sino que penetramos en aquella dimensión de Sentido absoluto que llamamos Dios y en la de su manifestación en el mundo que denominamos gracia. En la conjunción de la vida con la Vida se realiza el sacramento. La Vida vivifica a la vida. Gracias al sacramento.

(Los Sacramentos de la vida - Leonardo Boff)


Los siete sacramentos desdoblan y subliman los momentos - clave de la vida

El nacimiento es claramente un momento fuerte de la vida. Ha llegado el niño. Es pura gratuidad. Depende de la buena voluntad de los demás el que sea aceptado en la familia y sobreviva. El bautismo desdobla esa dependencia en cuanto dependencia de Dios y la sublima como participación en la vida de Cristo.

Otro momento clave de la vida es aquel en que el niño, ya crecido y libre, se decide. Ya maduró; entra en la sociedad de los adultos. Ocupa su lugar en el mundo profesional. Se trata de un giro importante de su vida en el que se juega, en parte, su destino. El hombre siente de nuevo que depende de una fuerza superior; experimenta a Dios. El sacramento de la Confirmación es el sacramento de la madurez  cristiana. Explicita la dimensión de Dios presente en este eje existencial.

Sin alimento la vida no se mantiene.  Cada comida permite al hombre hacer la experiencia gratificante de que su ser está ligado a otros seres. Por eso la comida humana va rodeada de ritos. La Eucaristía desdobla el sentido latente del comer como participación de la misma vida divina.

Otro eje existencial lo constituye el matrimonio. El amor vive de la gratuidad mutua. Los lazos que lo unen son frágiles porque dependen de la libertad. Se hace una experiencia que escapa al hombre, la de la garantía de la fidelidad. Depende e invoca la fuerza superior que es Dios. El sacramento explicita la presencia de Dios en el amor.

La enfermedad puede amenazar la vida humana El hombre percibe su limitación. De nuevo experimenta su dependencia. El sacramento de la Unción de los Enfermos expresa el Poder salvífico de Dios.

Existe una experiencia profunda que realiza todo hombre: la experiencia de la ruptura culpable con los otros y con Dios. Se siente  dividido y perdido Anhela la redención y la reconciliación con todas las cosas. El sacramento del retorno (Penitencia) articula la experiencia del perdón y el encuentro entre el hijo pródigo y el Padre bondadoso.

Vivir un mundo reconciliado y no fracturado, poder realizar la reconciliación universal y la paz: he ahí el secreto deseo que inspira la búsqueda de la felicidad. El sacramento del orden unge personas para que vivan la reconciliación y las consagra al servicio comunitario para la construcción de la reconciliación.

Cuando en el siglo XII los teólogos llegaron a determinar el número de los ritos fundamentales de la fe, eran llevados por el inconsciente colectivo de la vida y de la fe. La Iglesia-sacramento extiende su acción sobre toda la vida, pero de modos diversos. Se hace presente en momento clave de la existencia, allí donde la vida experimenta sus raíces más profundas. Allí explicita ella la presencia de Dios que, bondadosamente, nos acompaña.  Son los ritos esenciales de la fe gracias a los que se realiza la misma esencia de la Iglesia como señal de la salvación en el mundo. Una vez realizada la esencia de la Iglesia, la teología puede detectarla y determinarla: siete son los sacramentos esenciales de la fe.

En los principales nudos existenciales de la vida se concretizan los principales sacramentos de la fe.

La vida está grávida de la gracia.


(LOS SACRAMENTOS DE LA VIDA – Leonardo Boff)



martes, 13 de marzo de 2012

VIDA (1ER DERECHO HUMANO)



Y creó Dios… Y así fue. Vio Dios todo cuanto había hecho, y he aquí que estaba muy bien. (Génesis, 1)

La fe cristiana ilumina el valor de la vida y de la dignidad de la persona desde la apertura de Dios, “amigo de la Vida” (Sabiduría, 11, 16)

El hombre está llamado a una plenitud de vida que va más allá de las dimensiones de su existencia terrena, ya que consiste en la participación de la vida misma de Dios. Lo sublime de esta vocación sobrenatural manifiesta la grandeza y el valor de la vida humana incluso en su fase temporal.

La Iglesia sabe que este Evangelio de la vida, recibido de su Señor,  tiene un eco profundo y persuasivo en el corazón de cada persona, creyente e incluso no creyente, porque, superando infinitamente sus expectativas, se ajusta a ella de modo sorprendente.

Todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, con la luz de la razón y no sin el influjo secreto de la gracia, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón (cf.Rm 2, 14-15) el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término, y afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo. En el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política. (Evangelium Vitae, Juan Pablo II, 2)


JESUCRISTO (JESÚS DE NAZARETH)


Es el mismo Dios quien, en la plenitud de los tiempos, envía a su Hijo, Jesucristo, para que hecho carne, venga a liberar a todos los hombres de todas las esclavitudes a que los tiene sujetos el pecado, la ignorancia, el hambre, la miseria y la opresión; en una palabra, la injusticia y el odio que tienen su origen en el egoísmo humano. (Medellín, 1, 3)

Sólo a la luz de Cristo se esclarece verdaderamente el misterio del hombre. En la Historia de la Salvación, la obra divina es una acción de liberación integral y de promoción del hombre, en toda su dimensión, que tiene como único móvil el amor. (Medellín, 1, 4)

Cristo, primer evangelizador y testigo fiel, evangeliza dando testimonio veraz de lo que ha visto junto al Padre y hace las obras que ve hacer al Padre; sus acciones tan testimonio de que vino del Padre. (Puebla 967)


UTOPÍA




… La espera de una tierra nueva no debe amortiguar, sino   más bien avivar, la preocupación de de perfeccionar esta tierra, donde crece el cuerpo de la nueva familia humana, el cual puede de alguna manera anticipar un vislumbre del siglo nuevo. (Gaudium el Spes, 39)

Las utopías son, en primer lugar, proyección de las aspiraciones más profundas de la humanidad y satisfacen la necesidad de representar de alguna manera lo que no resulta accesible al conocimiento sensible. Cumplen tres funciones principales: Criticar el orden establecido, Prosperar nuevos modelos de sociedad y Movilizar las energías capaces de cambiar la sociedad. (L. González-Carvajal)

La apelación a la utopía es con frecuencia un cómodo pretexto para quien desea rehuir las tareas concretas refugiándose en un mundo imaginario. Vivir en un futuro hipotético es una coartada fácil para deponer responsabilidades inmediatas. (Octogesima adveniens, Pablo VI, 37 )

Las utopías son, en primer lugar, proyección de las aspiraciones más profundas de la humanidad y satisfacen la necesidad de representar de alguna manera lo que no resulta accesible al conocimiento sensible. Cumplen tres funciones principales: Criticar el orden establecido, Prosperar nuevos modelos de sociedad y Movilizar las energías capaces de cambiar la sociedad. (L. González-Carvajal)


… Una de las principales tareas para seguir alentando la liberación cristiana es la búsqueda creativa de caminos que se aparten de ambigüedades y reduccionismos en plena fidelidad a la Palabra de Dios que nos es dada en la Iglesia y que nos mueve al alegre anuncio a los pobres, como uno de los signos mesiánicos del Reino de Cristo. (Puebla 488)