Las obras de los cristianos guiados por el Espíritu son: amor, comunión, participación, solidaridad, dominio de sí mismo, alegría, esperanza, justicia realizada en la paz, castidad, entrega desinteresada en sí mismo; en una palabra, todo lo que constituye la santidad; ésta va acompañada de frecuencia de sacramentos, oración y devoción intensa a María. (Puebla, 969)
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