LA IMPORTANCIA
DE UN NOMBRE
No. No es lo mismo
llamarse Antonio que Abundio; porque cuando unos padres deciden un nombre para
sus hijos, están diciéndole algo para que lo mantenga durante toda su vida.
Hay nombres que llevan
una historia. Unas veces son historias propias de la familia: son los nombres
de los abuelos, los tíos, o de alguien que fue importante en la historia
personal de la genealogía familiar… y ya llevan adjunta, inevitablemente, unas
referencias.
También cuando se elige para la prole el nombre de alguien que fue
importante por lo que hizo o por su influencia en la historia de la Humanidad.
Y, en estos casos, también, lógicamente, son como una brújula que indica un
Norte a la criatura que lo va a llevar…
Lo mismo sucede cuando,
a la hora de elegir un nombre para los recién nacidos, se prioriza el de un
personaje de moda, o que aparece en una canción que influyó en la vida de la
pareja de progenitores…
Son nombres que se
ponen-imponen al neonato sin requerir su consentimiento, junto a los apellidos
y la nacionalidad.
Pero, cuando el nombre
lo elije una persona ya adulta para sí misma, como en un segundo “bautizo”, el
nombre aún tiene más significación. Ya no es lo que sus padres quisieron, sino
lo que esa persona quiere para sí.
Así, si un papa elige
el nombre de su antecesor, indica que pretende ser continuista; pero si opta
por elegir uno nuevo, distinto de los más usados como Pio o Juan…, quizá que
está demostrando al mundo que quiere ser rompedor, que desea hacer cambios
importantes.
Al mismo tiempo, si un
papa elige el nombre de quien fue un gran santo, como el italiano Francisco de
Asís (por otra parte contestatario con un estilo de cristiandad que él criticó
duramente; pero que, así y todo, fue elevado a los altares en un muy corto
espacio de tiempo). Un hombre sencillo que hizo temblar muchas “normas
establecidas” en la Iglesia de su tiempo, por su opción por la sencillez, por
su cercanía a la madre naturaleza, por su entrega a la gran causa del compartir
su vida con los pobres… Nos parece que esto sí es relevante.
Pero si, además, ese
nombre elegido, Francisco (que quiere decir “hombre libre”) es también el que
tuvo el gran misionero jesuita español Francisco de Javier… tampoco es dato a
menospreciar.
Ser elegido papa de la
Iglesia, en estos tiempos convulsos, y optar por ser llamado Francisco, yo creo
que es todo un signo de que tenemos, entre nosotros, a un hombre que puede
cambiar michas cosas en el Iglesia y el mundo de hoy. Ojalá.
José-M. Fedriani
Pienso como tú, el problema es, de que le dejen hacer, que no le aten las manos los que le rodean.
ResponderEliminarGracias
Con ternura
Sor.Cecilia
Ojalá.
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