El Pueblo de Dios es enviado a servir al crecimiento del Reino en los demás pueblos. Anuncia dónde se manifiesta la presencia de su Espíritu. Denuncia dónde opera el misterio de iniquidad, mediante hechos y estructuras que impiden una participación más fraternal en la construcción de la sociedad y en el goce de los bienes que Dios creó para todos. (Puebla. 267)
La Iglesia tiene obligación de poner de relieve ese aspecto integral de la Evangelización (defensa de los derechos humanos), primero con la constante revisión de su propia vida y, luego, con el anuncio fiel y la denuncia profética. (Puebla, 338)
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