HAMBRE DE ESPÍRITU
Para
sentir tu Espíritu, Dios mío,
quisiera
ser un árbol
que
lo estremece enteramente el aire,
quisiera
ser un cántaro
para
abrazar el agua de tus mares.
Quisiera
ser mil támaras
para
arder por los cuatro costados.
Quisiera
ser un cauce
para
sentir tu Río como un hacha
romper
la roca dura de mis males.
Para
sentir tu Espíritu, mi Dios,
quisiera
ser vela o tener alas
para
orientar mi rumbo hacia tu Sol,
entre
las tempestades y la calma.
Quiero
ser como soy, mi Señor,
para
decirte cada día que vengas hoy
con
gritos desgarradores o con lágrimas.
Que
vengas como lluvia limpiadora,
como
luna de mis noches
y
con mis sombras.
Como
ahuyentador de mis razones
y
fantasmas,
como
exorcista de mis demonios camuflados,
de
mis clarísimos pecados
que
no quiero y me ganan.
Ven,
Espíritu de Dios,
como
viento enfurecido.
Ven
como bálsamo y tomillo
a
adelantar tu Reino,
y
a aliviar estas llagas.
Ven
para apagar el fuego
de
mi carne
y
abrasarme en el incendio
de
tu Amor y tu Palabra.
Ven
como gozo
en
mis tristezas y cansancios.
Ven
como fortaleza
en
mis quebrantos,
como
intensa claridad
en
mi ignorancia.
Ven
como suave brisa
de
los campos.
Ven
para amansar mis iras y mis ansias.
Ven
como rayo
para
matar a prisa
mi
locura.
Ven
para poner tu vista
en
mi ceguera,
para
tornar mis asperezas
en
dulzura y bonanza.
Ven
Espíritu de Dios
como
guerrero
para
vencer mi ejército
cobarde
y altanero.
Ven
para convertir todos mis males
en
soldados valientes y humildes
de
tu Reino.
Pedro
León Moreno
(del
libro de poemas “Con Dios en la mochila”)
'...Tanto quisiera ser si aún no lo sea
ResponderEliminarque me arrastre sin pausa ni remedio
a tu encuentro, Bondad, por que lo veas...'
Perfectos desideratum. Buen poema
Un abrazo
Precioso.
ResponderEliminarQue el palpitar de Dios siempre lo sintamos en nuestro corazón.
Un abrazo para ti y lo mejor de la vida.
mar